17 mar 2013

VA POR TI, MANOLO

Manolo, Manolito ha muerto.
No tengo foto alguna suya que poner. Pero quiero escribir unas líneas en su memoria.
El primer día que llegué a Valdeperillo comí en su casa, con él, con su familia.
Fue mi primer contacto con una de esas casas del pueblo que a primera vista se me antojaron como torres con una escalera interna que daba muchas revueltas.
Ese mismo día, en la sobremesa, mientras los mayores seguían sentados hablando, Manolito me llevó a la que más tarde sería nuestra casa. Debía ser octubre porque en la higuera de atrás había higos, o tal vez junio o julio y eran brevas. Ahora mismo no me acuerdo. El caso es que comimos de esos higos o de esas brevas. Fueron nuestro repostre aquel día.

Tengo como ráfagas de cosas que hicimos juntos:

- Un día, un domingo muy caluroso, por la tarde, fuí con él ladera arriba de la Ballestera, por la parte encima de Cerezales a destapar una balsa que hay allí, en medio. Quería regar no se qué. Yo no había reparado aún en ella, en esa balsa y, la verdad, tiene toda la pinta de no ser muy conocida pero el caso es que desde aquel día yo siempre me fijo.  Se nota todavía alli, con su línea de bajada de agua, y cada vez que miro a la Ballestera, la veo y me acuerdo de aquella tarde de domingo que fuimos a vaciarla Manolo y yo.
- Otro día fuimos con las bicis a las Pasadas y luego nos metimos Vallaroso abajo, a coger madrillas.
- Otro día, ibamos también en bici, atravesaron el camino un perdiz seguida de sus perdíganos. Manolito virtualmente se tiró de la bici y en un santiamén ya se había sacado la camiseta para tirársela encima a las últimas crías y cogerlas.

Podía seguir,  pero tampoco hace falta y no quisiera aburrir. Manolito ha muerto y yo lo recuerdo, me acuerdo de él y siento su falta. Descanse en paz.